28 febrero 2012

Noticia periodico Hoy: «A mí me va bien»

A pesar de la crisis, hay pacenses que han montado sus negocios y han contratado personal en el último año
Enciendes la tele y solo escuchas hablar de la crisis, pones la radio y oyes a expertos buscar salidas a la coyuntura económica y el diario está lleno de noticias de grandes empresas que presentan concurso de acreedores.
Sin embargo, hay pacenses que se han liado la manta a la cabeza en los últimos dos años, han invertido todos sus ahorros y hoy pueden decir que «les va bien». Eso no significa que se estén haciendo ricos, pero el autoempleo ha derivado en un negocio rentable que ha generado más puestos de trabajo.
Belén Fernández, Guadalupe Plaza, José Antonio Recio y Francisco Bermejo suponen un mensaje positivo entre tanta desconfianza y pesimismo. En esta información salen ellos, pero a buen seguro que hay otros pacenses que hoy están satisfechos con su aventura emprendedora. Estas son sus historias.
A Belén Fernández (35 años), le cambió la vida el día que nació su primera hija, hace poco más de 18 meses. Entonces trabajaba en una academia de estética, «donde no te ven igual después de tener un hijo. Así que pensé que era mi momento». Decidió invertir todos sus ahorros en montar su propio negocio. Hace ahora un año que abrió Centro Belleza en Santa Marina. A los cuatro meses contrató a su primera empleada y hace poco a la segunda trabajadora.
Aunque la crisis también afecta al sector de la estética, en el gabinete han notado que las pacenses siguen cuidándose. «Si antes se hacían dos tratamientos en un mes, ahora se hacen uno», certifica. A su favor juega el boom que vive el cuidado de las uñas, con diferentes tratamientos que pueden llegar a mantener el color durante un mes. «Es algo que no es caro y hay muchas mujeres que se dan ese capricho».
Confiesa que tenía mucho miedo cuando decidió montar la empresa. «Mi familia me animó, pero poniendo el cartel del negocio pasaba gente por la puerta y decía: ¡Qué locura ponerte a abrir ahora! ¡tendrías que haber esperado a que pasara todo esto!». Sin embargo, doce meses más tarde, los clientes tienen que llamar hoy con antelación para coger cita y ella está satisfecha con su apuesta.
Francisco Bermejo (48 años) regentaba el bar El Tranvía, en El Nevero, y José Antonio Recio (34 años) trabajaba de camarero en el desaparecido Restoval, en el centro. El primero arrendó su negocio y el segundo se quedó sin trabajo hace poco más de un año. Juntos se decidieron a montar un local de hostelería, combinando los servicios del Tranvía -menú y desayuno- con el estilo moderno de Restoval. Hace un año y dos meses abrieron las puertas de Lex, un local en la Ronda Norte donde es prácticamente imposible encontrar mesa sin reserva previa.
«Con la crisis hemos decidido romper la restauración tradicional, con primero y segundo, y todos los platos están pensados para compartir», comenta José Antonio Recio, quien dice que el día que decidió montar el local se lo jugó todo a una carta. «Me vine con la premisa de pegar el zambombazo del siglo o arruinarme», cuenta.
Invirtió todos sus ahorros y pidió ayuda a sus padres. No tuvieron financiación bancaria. Francisco Bermejo contaba, también, con la confianza de los proveedores de su anterior negocio. Se encontraron, además, con dos marcas -una de cerveza y otra de productos ibéricos- que apostaron por ellos. «Nos dijeron que no necesitábamos aval bancario y que les pagáramos cuando pudiéramos, y eso nos ha ayudado también», añade.
Hace catorce meses abrieron las puertas de su bar. La plantilla estaba formada por ellos dos y sus respectivas esposas. Hoy, ellas ya no trabajan allí y ellos han contratado a diez empleados. La plantilla total es de doce personas, porque uno de los socios siempre está detrás de la barra. Abren a las 6.45 horas y cierran cuando la ordenanza municipal les obliga, a las 2.00 horas.
A pesar de estar en uno de los años más complicados que se recuerdan, han devuelto el dinero a sus padres, han amortizado el 60% de la inversión y acaban de ampliar el local. «Sabemos que somos unos privilegiados, pero también somos conscientes de que con otro modelo podríamos haber ganado un 80% más. Preferimos dar cantidad y calidad a buen precio. También es cierto que estamos aquí todo el día y sacrificamos el tiempo con la familia, los padres y los amigos».
Su caso es diferente, porque abrió su establecimiento hace más de cinco años en la calle Menéndez Valdés. En 2006 nadie hablaba de la crisis y Guadalupe Plaza (36 años) contó con un préstamo personal para desarrollar su idea. Poco después el boom inmobiliario estalló, los negocios empezaron a ir mal y ella no solo ha conseguido mantener el suyo abierto sino que hace año y medio dio el paso de trasladarse a un local más amplio y céntrico (calle Francisco Pizarro) y contratar a una empleada a media jornada.
Se dedica a diseñar y montar complementos de bisutería, que después vende entre 12 y 50 euros (los tocados son más caros). Al principio impartió cursos para ensamblar collares con cuentas de cristal y cuando advirtió la moda de llevar tocados para asistir a bodas, buscó cursos fuera de la ciudad y ahora es ella misma quien los diseña, monta y vende. «Muchas mujeres prefieren comprar un vestido más normal e invertir en el tocado. Eso da un aire más señorial», manifiesta. Ahí ha encontrado un buen mercado en estos tiempos.
En los últimos años ha visto cómo ha cambiado la forma de comprar de los pacenses. «Antes los clientes tiraban mucho de la tarjeta y ahora pagan en efectivo. Hace años hacía 30 ventas con tarjeta en tres días de feria y ahora son tres en el mismo tiempo». Encuentra una doble explicación a esta variación: «Debe haber dinero bajo el baldosín, pero también es verdad que ahora la gente gasta lo que tiene y no compra a crédito».
También ha cambiado el trato entre los empresarios y en los últimos tiempos se ha impuesto el trueque entre los comerciantes del centro. «Es una forma de ayudarnos y soy fan del intercambio».
En su fórmula para mantenerse a flote dice que está la positividad. «Veo mucho miedo y he decidido no oír lo que haga referencia a la crisis. Me esfuerzo por ver las cosas positivas y creo que eso es parte del éxito de este negocio, porque hay que dar un trato agradable a los clientes».
 

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